Ella
- Clem!
- 8 nov 2017
- 2 Min. de lectura
Escribir es una de las cosas más importantes del mundo para ella. Ama escribir sobre las emociones humanas; pero reconoce que es una de las tareas más complicadas de realizar.
Ella disfruta observar y estar neutral.
Piensa que somos seres realmente complejos. Nadie es parecido a otro, en realidad. Aunque opiniones coincidan, cada persona tiene un punto de vista o interés diferente. Es por eso que en grupos reducidos de humanos, podemos distinguir tantas personalidades, tantas reacciones, reflejos, deseos e intereses.
Difícil le resulta analizar su entorno, hablar de la gente que le rodea y dar una opinión que haga feliz al público, quienes a su vez son los mismos protagonistas. Y, es que, reparando en el día a día, cada vez es más difícil expresarse acerca de un tema sin tener que terminar el discurso con una disculpa. Últimamente hay más ofensas en el aire. Más ofendidos.
Por ejemplo, ¿cómo le dices a una madre, que su hijo es un malcriado? Que cada vez que llora y le consiente el capricho, le está dañando.
¿Cómo le dice un padre a su hija que merece algo mejor que, lo que ella dio por sentado para su vida? ¿Cómo le dice un amigo a otro, que ahora es su turno de hablar? ¿Cómo le dice un hijo a su madre, que pare de hablar?
¿Cómo le dice ella a él, que lo deje pasar?
Hablarle al mundo de la vida es subjetivo. Pero, ¿qué mundo y cuál vida?
Ella solo quería hablar del tema. Ella quería sentirse libre de decir lo que piensa sin crear ofendidos con cada letra, con cada frase, con cada párrafo.
Hay grupos de cantantes, hay corales, hay tríos y hay duetos. Todos, al cantar, armonizan de forma casi perfecta; y eso en la música es algo ideal y cuando se logra se aprecia de manera muy especial. Cada cantante de los que conforman todos estos conjuntos, son entes individuales. Y cada uno debe encontrar su momento de brillar. Cada uno debe encontrar la oportunidad de hacer un solo, alguna vez en su vida. En alguna pieza. En alguna melodía. En el término de una palabra.
Ella a veces olvida sus principios, pero dentro del coro de su vida, siempre hay una nota, alta o baja, que le recuerda el tono en que debe cantar, y otras veces, gritar.
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