3 Modas peligrosas de la Antigüedad
- Clem!
- 23 oct 2020
- 3 Min. de lectura
Desde tiempos incontables hemos hecho y desecho en nombre de la moda, además, tanto la vestimenta como el ideal de belleza han ido cambiando y adaptándose con el pasar de los años.
Recordemos que en la actualidad, con toda la tecnología que tenemos a nuestra disposición a veces algunos nuevos tratamientos resultan perjudiciales para algunos, imagínense cómo era en el pasado... podía resultar ¡un caos!
Conozcamos 3 modas bastante peculiares y peligrosas de los tiempos antiguos.
Maquillaje tóxico: no es un secreto que hace muchos años lucir una piel blanca, casi porcelana, era signo de pertenecer a la clase alta. En las mujeres representaba que pertenecían a una familia adinerada, a la cual no le hacía falta trabajar durante horas bajo el sol. En el Renacimiento el ideal de belleza consistía en una piel pálida, frente amplia, cejas muy delgadas y labios rojos. Ahora bien, para lograr la apariencia de piel de porcelana, se utilizaba en el rostro y escote una mezcla de carbonato de plomo (también conocido como albayalde o cerusa), cal y agua. La Reina Isabel I de Inglaterra fue una de las adeptas a este producto de belleza.

El plomo tenía varios efectos secundarios, tales como la pérdida del cabello (tienen sentido las frentes amplias ahora, ¿no?), lesiones en la piel, parálisis, dolores de cabeza y en algunos casos la muerte por envenenamiento. A esto se le sumaban productos elaborados a base de mercurio (altamente tóxico) y plantas como el azafrán para colorear labios y mejillas, con consecuencias poco favorables a largo plazo, también.
2. Pelucas extravagantes: el uso de las pelucas viene desde la época de Nefertiti, y los egipcios, en donde rapaban sus cabelleras para tolerar las altas temperaturas y evadir las plagas de piojos, y utilizaban estas para algunas ocasiones. Pero en este post nos vamos a enfocar en las pelucas que comenzaron a popularizarse por Luis XIV durante el siglo XVII, debido a que el en ese entonces Rey de Francia, estaba quedándose calvo y para disimularlo empezó a usar grandes pelucas diariamente.
En la antigüedad las tendencias de moda eran dictadas por la realeza, lo que hizo que rápidamente el uso de pelucas fuese adoptado por los cortesanos en Europa.

En el siglo XVIII las mujeres se suman a esta moda. Las pelucas se comienzan a empolvar en tonos claros y de colores, con harinas de arroz y trigo; además, cada vez se realizan de manera más extravagante, lo que nos lleva al meollo de este punto en la lista.

Para su colocación eran requeridos peluqueros y ayudantes, además los materiales con los que eras elaboradas eran sumamente costosos, por lo que cada peluca debía ser cuidada de manera constante.
El mantenimiento se realizaba con un champú en seco preparado con polvos de arcilla, con el fin de que ésta absorbiera la grasa y suciedad. Esto era muy eventual, y no evitaba que se acumularan cualquier cantidad de bichos y suciedad profunda en su interior.
Y ajá, esto es asqueroso pero, ¿cual era el peligro, mujer?
Lo peligroso llega con las dimensiones que tomaron estos laboriosos peinados, ¡llegando a medir de 30cm a 80cm de alto! 😵
Y los problemas iban desde no entrar cómodamente en los carruajes, tener que viajar con la cabeza hacia abajo en estos; agacharse para entrar por las puertas, hasta fracturas de cuello por el peso que ejercían en la cabeza, ¡ouch!
3. Veneno en los ojos: sobre la época Victoriana hay mucha tela para cortar, pero tratando de no salirnos del tema, vamos a concentrarnos solo en uno de los tratamientos de belleza más enfermizos que nos regaló para la historia.
La afición por la fragilidad en la mujer y la apariencia enfermiza estaba a pedir de boca, y como complemento de este look, una mirada "perdida", con ojos grandes y brillantes (y al borde de la ceguera, ¿por qué no?), venía perfecto.
En esta época se utilizaban gotas de la planta Belladona (una de las plantas más venenosas del mundo), para colocar en los ojos de las mujeres que querían conseguir este aspecto. El líquido dilataba la pupila y las dotaba de una mirada "poética y romántica".
Como efectos secundarios se encontraban la parálisis, alucinaciones, aceleración del ritmo cardíaco y la ceguera a largo plazo.
También empleaban el zumo de limón y de naranjas con estos mismos fines.
Ustedes, ¿qué opinan? ¿conocían estos métodos de belleza? ¿creen que en la actualidad usamos tratamientos así de peligrosos?
Los leo ❤️
X.
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